Presentación de la Guía de buenas prácticas para el uso de la IA | Los expertos del ICAM llaman a pasar de la curiosidad a la responsabilidad en el uso de la inteligencia artificial

La abogacía madrileña ha dado un paso decisivo hacia la integración ética y responsable de la inteligencia artificial con la presentación de la Guía de Buenas Prácticas para el Uso de la Inteligencia Artificial en la Abogacía, elaborada por el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM). El documento, pionero en el ámbito jurídico español, ofrece un marco práctico y riguroso para incorporar esta tecnología al ejercicio profesional sin comprometer los principios esenciales del Derecho.

“El objetivo es claro: que la transformación digital no debilite el Derecho, sino que lo refuerce”, afirmó el Decano del ICAM, Eugenio Ribón, durante el acto de presentación. “Con esta guía ofrecemos a la profesión una herramienta práctica para aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial sin poner en riesgo la confidencialidad, el juicio profesional ni la defensa de los derechos fundamentales”.

Coordinada por Mabel Klimt, Diputada de la Junta de Gobierno responsable de innovación, tecnología y cultura, la publicación recoge las principales recomendaciones europeas y nacionales en materia de IA y establece orientaciones para su uso ético y jurídicamente seguro en la práctica legal. “Usar la IA sin miedo, pero con criterio: eso es lo que propone esta guía”, subrayó Klimt. “No se trata de frenar la innovación, sino de acompañarla con principios éticos, pautas claras y una formación sólida”.

La Guía ICAM de buenas prácticas para el uso de la IA en la Abogacía ha contado con la colaboración de especialistas como Santiago Mediano (presidente de la sección ICAM de Robótica, IA y Realidad Virtual y Aumentada), Sara Molina y José Ramón Moratalla (copresidentes de la sección ICAM de Innovación y Abogacía), Alejandro Touriño (presidente de la Sección de TIC del ICAM), Jesús María Boccio, Agustín Born, Noemí Brito, Carlos Fernández, Javier Fernández-Lasquetty, Rodrigo González Ruíz, Antonio Muñoz Vico, María Pardo de Vera, Carolina Pina y Teresa Rodríguez de las Heras.

Tras la presentación de este nuevo recurso, se celebró un coloquio entre algunos de los expertos que participaron en la elaboración de la Guía de Buenas Prácticas para el uso de la IA en la abogacía, con el objetivo de profundizar en sus implicaciones prácticas y debatir los retos que plantea la adopción de la IA en los despachos.

Moderado por la Diputada de la Junta de Gobierno Mabel Klimt, el coloquio contó con la participación de Santiago Mediano, presidente de la Sección ICAM de Robótica, IA y Realidad Virtual y Aumentada del ICAM; Sara Molina, copresidenta de la Sección de Innovación y Abogacía; y Teresa Pereyra, socia del área de Privacidad y Protección de Datos de Écija y Head de ECIJA by Women, en representación de Alejandro Touriño, presidente de la Sección de TIC del ICAM.

El diálogo, estructurado en cinco bloques temáticos, abordó los principales retos que plantea la inteligencia artificial al ejercicio profesional, la gobernanza en los despachos, la normativa en preparación y el papel del abogado en un entorno cada vez más tecnológico.

“Un viaje de la curiosidad a la responsabilidad”

Abrió el coloquio Santiago Mediano, quien subrayó que la llegada de la inteligencia artificial al sector jurídico “exige un cambio profundo en la forma de trabajar, decidir y asesorar”. En su intervención, resumió el espíritu de la guía con una idea que resonó en todos los ponentes: “Lo que yo creo que cambia fundamentalmente es que hay que hacer un viaje, un viaje de la curiosidad a la responsabilidad”.

Mediano advirtió que el auge de la IA “ha generado mucha expectativa”, pero recordó que su uso debe gestionarse con ética y prudencia: “El cambio está en la forma en la que los abogados y el sector legal deben responder a los retos de la IA, pasando de una actitud de curiosidad a una de responsabilidad”.

El poder de entender qué puede —y qué no debe— hacer la IA

Por su parte, Mabel Klimt puso el foco en la importancia de conocer a fondo las capacidades y los límites de la tecnología: “El poder enfrentarse a utilizar nosotros una inteligencia artificial ha sido una cosa bastante especial”, señaló, antes de añadir que “debemos entender qué puede hacer y qué no puede hacer la herramienta, y también qué no queremos que haga”.

Klimt destacó que el sector jurídico ha pasado “de la curiosidad a la responsabilidad” y que este cambio requiere establecer límites claros: qué tareas pueden automatizarse y cuáles deben seguir dependiendo del criterio humano y ético del profesional.

La gobernanza y el control interno

En la misma línea, Sara Molina abordó los desafíos organizativos que la inteligencia artificial plantea dentro de los despachos. “Llevamos todo el año viendo que igual no acabamos el año sin hacer propuestas de servicios con IA o una propuesta híbrida, y que tenga diferentes honorarios”, comentó.

Subrayó que la clave no está solo en adoptar herramientas, sino en gestionarlas responsablemente: “Internamente le pregunto a mi equipo si ha hecho uso de IA cuando me entrega algo, porque evidentemente hay unas políticas internas y no quiero que se use la IA para sustituir el criterio jurídico del abogado”.

Molina también insistió en la necesidad de conocer a fondo la tecnología: “Es imposible controlar los riesgos o los desvíos que produce la IA si no se sabe cómo funciona esa tecnología”. Por ello, defendió la formación continua y la implementación de políticas claras sobre el uso ético de estas herramientas.

De la estrategia a la práctica

Desde una perspectiva organizativa, Teresa Pereyra explicó cómo los despachos pueden estructurar de forma estratégica la adopción de la inteligencia artificial: “Nuestro proceso repasa todo el recorrido, desde la fase estratégica, donde decidimos qué puede hacer la IA por nosotros, hasta la identificación de casos de uso específicos que se alineen con nuestros valores y servicios”.

Pereyra destacó que la clave está en la planificación y la coherencia con los valores de la firma: “Es fundamental decidir qué queremos que haga la IA, qué se alinea con nuestros valores y qué tipo de servicios queremos ofrecer. Ese proceso estratégico es clave”.

Añadió que su experiencia demuestra que las organizaciones pasan por distintas fases —de la curiosidad a la responsabilidad—, y que cada una de ellas requiere diseñar políticas y procedimientos específicos para garantizar un uso ético y eficiente.

Hacia una cultura de responsabilidad y formación

Los ponentes coincidieron en que la integración de la IA en la abogacía no es solo una cuestión tecnológica, sino también cultural. Los despachos deben fomentar una cultura de responsabilidad y transparencia, donde la formación continua sea un pilar. La guía del ICAM, destacaron, actúa como una herramienta viva que permite orientar ese cambio.

El coloquio concluyó con una llamada unánime a asumir el papel del abogado como garante del uso ético de la IA. En este sentido, la Guía ICAM de Buenas Prácticas se presenta como una referencia práctica y evolutiva para acompañar a la profesión en este proceso de transformación.

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VIDEO | Presentación de la Guia ICAM de buenas prácticas para el uso de la IA en la Abogacía

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